CONCLUSIONES
En esta oportunidad que he tenido de investigación sobre los estudios de la personalidad, he llegado a la conclusión de que el conocimiento de sí mismo motiva al ser humano, para vivir la vida con optimismo; lo conduce al estudio como fuente de superación personal, haciendo que le sea significativo e interesante, además es la puerta para un futuro lleno de oportunidades nuevas y de compromisos responsables. Y todo esto se logra por el conocimiento de sí mismo, porque al conocerse sabe lo que quiere, lo que puede, lo que es.
Porque al conocer la personalidad propia y las teorías respectivas es más fácil y fiable reconocer la personalidad los demás y ayudarles en su conocimiento. Además que conoce sus necesidades, busca formas de auto superación y progreso del medio, específicamente de la sociedad y su identidad. Porque se conoce, se le abren todas las puertas, o sino, las abre con su optimismo, confianza y espera activa. Ya que lucha por sus ideales y por el bien común.
El Psicólogo Educativo, como los profesores, al descubrir las cualidades y los errores, propios y los de los demás; al asumirlos, aceptarlos, (desarrollarlas - corregirlos respectivamente) y ponerlos al servicio, llegaremos a la Verdad, que está en el servicio de amor y entrega, en el don de sí mismo.
Con ello, confirmamos que nuestros lectores, aludiendo al docente, al conocerse realmente, podrá ayudar a crecer en lo que adolece al alumno; fortaleciéndolo. Y al conocerlo lo impulsará a conseguir sus metas y proyectos, basado no en una ilusión, sino en un ideal; no en algo ficticio, sino en algo que pude alcanzar con sus capacidades y deseos, en algo real y palpable en la realidad de la propia persona y de la sociedad en que vive.
Así el alumno logrará un conocimiento de sí mismo, el desarrollo de sus capacidades y el descubrimiento y/o desempeño en la labor que le sea real e idealmente factible y esto gracias al apoyo y dirección de sus profesores, quienes han conocido de antemano a sus alumnos, y les han brindado una educación eficiente, sea la asignatura que sea.
Las posiciones unilaterales se atenúan y son bastante numerosos los autores que tienden a considerar la realidad del individuo de un modo más complejo y más completo. Después de postular algunos puntos fundamentales, afirman que el hombre debe considerarse como una individuación única, como una unidad subsistente en sí; una solución preestablecida, que pretenda ser valida para explicar todas las situaciones humanas normales y patológicas.
Los psicólogos de nuestros días, sea cual fuere la escuela a la que pertenecen, no confían en esquemas interpretativos simplistas y subrayan el peligro de las interpretaciones unilaterales, rígidamente biológicas ó rígidamente psicológicas. “Este sentido de integración y de mantenimiento de un espíritu abierto a las diversas posibilidades es una de las aportaciones mas positivas que ofrece la Psicología de la personalidad a la Psicología general”.[1]
De ahí la importancia que el Psicólogo Educativo y los profesores se encuentren de cerca con las teorías de la Personalidad, ya que éstas los acercan a la comunicación y al conocimiento de los alumnos adolescentes. Por tanto el hecho de recurrir a las teorías de la personalidad, reflexionándolas en su totalidad y no solo en sus clasificaciones; para la educación del adolescente en secundaria, nos deja una amplia gama de conocimientos que fortalece la necesidad de apreciar, criticar y evaluar los valores y el talante con el que formamos a nuestros alumnos.
En conclusión, al llegar al conocimiento del yo se llega a la auto estima, a la aceptación del propio ser, “tal como soy”; y al llegar al conocimiento del otro, se le ama y se le valora tal como es. Y entonces conquista la libertad en el trato y en la relación con los demás. Mediante la interacción reflexiva y el respeto a la dignidad de la persona. Así llegaremos al conocimiento pleno de la Verdad, cuando vivamos en la intima colaboración, utilizando los propios talentos, pasando a la libertad última, como dice la Palabra: “La verdad los hará libres”[2] [1] Ancona, Leonardo “Cuestiones de Psicología” [2] Juan 8, 32 Biblia.
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